A continuación voy a escribir una reflexión personal que, desde mi humilde punto de vista, expone una contradicción en la forma de hacer las cosas a día de hoy.
Desde muy pequeños, (y conforme vamos creciendo), poco a poco el sistema educativo va cribando a las personas y diferenciándolas por el nivel académico obtenido. Así pues, una persona cuando termine la Educación Secundaria Obligatoria, puede optar a seguir estudiando o a entrar en la vida laboral.
Si finalmente termina realizando algún tipo de estudio universitario, la persona en cuestión podrá ver como, irremediablemente, este tipo de estudios terminan convergiendo en el conocimiento de una disciplina concreta y puntual. Una vez terminada la carrera, la persona podrá optar a la realización de una especialidad, a la realización de un máster, y más tarde un doctorado. Por lo tanto, vemos que a esa persona se le está enseñando a que sepa mucho de un tema en concreto.
El problema viene a la hora de incorporarse a la vida laboral. Una vez la persona que sabe mucho de un tema ha encontrado un trabajo más o menos acorde con el perfil de estudios que ha realizado, es muy probable que la empresa que lo ha contratado busque el perfil de una persona polivalente, es decir, que además de saber y trabajar sobre una cosa específica, también sepa coordinar su trabajo con otro tipo de tareas que no estén relacionadas con lo que en su día se especializaron.
Por poner un ejemplo, un profesor de inglés, no solo tendrá que enseñar a sus alumnos a hablar inglés, sino que el propio colegio también le preguntará acerca de los alumnos que pueden tener algún tipo de déficit de atención, hiperactividad, evaluación del comportamiento, etc.
Por lo tanto llegamos al punto de contradicción: especialización frente a polivalencia de funciones.
¿Se podría establecer un punto intermedio entre estos dos tipos de intereses?
Supongo que como todo en esta vida, tendremos que esperar a ver la evolución de el aspecto educacional, o intentar cambiar la manera de pensar/de hacer las cosas.
El periodo de reflexión, está abierto.
Desde muy pequeños, (y conforme vamos creciendo), poco a poco el sistema educativo va cribando a las personas y diferenciándolas por el nivel académico obtenido. Así pues, una persona cuando termine la Educación Secundaria Obligatoria, puede optar a seguir estudiando o a entrar en la vida laboral.
Si finalmente termina realizando algún tipo de estudio universitario, la persona en cuestión podrá ver como, irremediablemente, este tipo de estudios terminan convergiendo en el conocimiento de una disciplina concreta y puntual. Una vez terminada la carrera, la persona podrá optar a la realización de una especialidad, a la realización de un máster, y más tarde un doctorado. Por lo tanto, vemos que a esa persona se le está enseñando a que sepa mucho de un tema en concreto.
El problema viene a la hora de incorporarse a la vida laboral. Una vez la persona que sabe mucho de un tema ha encontrado un trabajo más o menos acorde con el perfil de estudios que ha realizado, es muy probable que la empresa que lo ha contratado busque el perfil de una persona polivalente, es decir, que además de saber y trabajar sobre una cosa específica, también sepa coordinar su trabajo con otro tipo de tareas que no estén relacionadas con lo que en su día se especializaron.
Por poner un ejemplo, un profesor de inglés, no solo tendrá que enseñar a sus alumnos a hablar inglés, sino que el propio colegio también le preguntará acerca de los alumnos que pueden tener algún tipo de déficit de atención, hiperactividad, evaluación del comportamiento, etc.
Por lo tanto llegamos al punto de contradicción: especialización frente a polivalencia de funciones.
¿Se podría establecer un punto intermedio entre estos dos tipos de intereses?
Supongo que como todo en esta vida, tendremos que esperar a ver la evolución de el aspecto educacional, o intentar cambiar la manera de pensar/de hacer las cosas.
El periodo de reflexión, está abierto.
Alain, me ha parecido muy interesante tu aportación puesto que pone de manifiesto, una vez más, los grandes puntos débiles de nuestro sistema educativo.Al hilo de lo que tú comentas, me permito hacer otra reflexión, que también constituye una paradoja de la educación. Hoy en día nuestro sistema de educación está concebido para que alcancen el éxito educativo unos pocos privilegiados: aquellos que tienen habilidades lingüísticas y matemáticas. Pero una persona es mucho más que estos dos aspectos; una persona tiene muchas y variadas habilidades (creatividad, musicalidad, naturalidad etc ) que no sólo no son enseñadas/fomentadas desde nuestros centros, sino que son reprimidas por un medio no facititativo. Las implicaciones educativas, personales, y sociales de esta triste realidad bien merecen una reflexión en profundidad. Como dice Sternberg "la sociedad está preocupada por la medida de la inteligencia para predecir el éxito futuro, pero luego resulta que las mayores aportaciones para el éxito de la sociedad provienen de la capacidad creativa de las personas", y que como muy acertadamente dices tú, hay que buscar un punto ecléctico si queremos avanzar. Es pues hora, creo yo, de hacer una reforma educativa efectiva en profundidad.
ResponderEliminarHola Anne,
Eliminarque razón tienes cuando dices que hoy en día lo que manda es el imperio de la matemática y de la lengua, cuando son ciencias que ya se conocen, y otros aspectos como la creatividad, algo que como bien dices, no se fomenta, que tendría que ser el pan de mañana.
Esperemos que algún día se den cuenta.
Gracias por comentar.